16/8/07

Él, un guardian y poeta

Un amigo que enciende una vela y abre de nuevo una herida que no cicatriza.

El silencio al que me aferro no es una respuesta a lo que siento... mí alma te necesita y mí boca sedienta te busca, porque reconoces en el silencio de mi mirada lo que la lluvia no puede entender, me haces perder la razón con la calidez de tus manos sujetando las mías. No puede engañarme, le temo a la noche que me arrebata de tus brazos. Con tu ser me alientas a soñar y sentir, en tus brazos se enciende mí alma y mí corazón late en tus manos. Sobre tú pecho puedo descansar sintiendome segura y mí mirada al verte llegar. Pero esta tarde he descubierto que sin tus besos no puedo respirar.

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