Es impronunciable,
lo sé.
Se me seca
la garganta con solo pensar,
se queda sin
dirección la brújula en el bolsillo,
se estanca
en el tiempo el reloj,
se queda sin pila alguna linterna.
y se desvanece
la bruma, sin razón alguna.
Impronunciable, lo sé, esa manía
por el callar,
por el no expresar el ritmo del verso,
por extraviar la antología
que recopila el silencio
entre las calles
descalzas que meditan,
que gritan, ¡Alexitimia!
La intuición nunca falla.