Me declaro ignorante del sentir/atrapada en el silencio/sentenciada por los besos que no he dado.
Me declaro envuelta en la amargura/armadura que proviene del pasado/incapaz de decirle sí a la ilusión.
Sin embargo/me declaro/ante el desahucio inocente/ ante vos, verdugo y defensor/inocente.
8/12/11
En la madrugada
A pasos de gigante se acerca,
y en cada zancada las sombras se adentran
como el humo que se adhiere a los pulmones.
y en cada zancada las sombras se adentran
como el humo que se adhiere a los pulmones.
Las lágrimas, desahuciadas, hacen
eco en el pasado,
un pasado que juega a ratos con los recuerdos,
cuando se adentra la madrugada.
un pasado que juega a ratos con los recuerdos,
cuando se adentra la madrugada.
5/12/11
Mes a mes
Siempre
creo olvidarlo, por inercia mis piernas me conducen mes a mes hacia a
ese lánguido pasillo, que se ha adherido a mi sombra, al paso de mis
tacones.
Quizá, a paso
rápido -pienso, puedo escapar de allí.
Depósito en la caja desteñida la boleta blanca que trae consigo mi nombre completo, para
evitar confusiones.
El
parlante me avisa; mi cuerpo
se levanta, y mi mente se queda allí sentada, mientras abro la pesada
puerta y
reposo lo que queda de mí en ese viejo sillón, extiendo el brazo (una
semana el
izquierdo, la otra el derecho), la liga se enrolla por sí sola, mientras
él resbala un trozo de algodón sobre mi blanca piel, y sin darme cuenta
lo hace, uno, dos, tres,
cuatro… siete tubos.
Con tal destreza lo hace, o han
de ser los años que olvido esa sensación que punza, cuando la jeringa entra a adsorber
mi sangre, que no siento, no siento nada, ni las voces en mi cabeza, ni el estremecimiento de la piel.
Presionando
el brazo regreso por mi alma, la adhiero
a mi cuerpo y vuelvo por el lánguido pasillo al encuentro con la otra
parte que aún queda en mi. Regreso sin despertar, porque no se trata de
un sueño, es la realidad.
Los crótalos
El sonido galopante
de los crótalos
me acompaña mientras camino,
la música folklórica
egipcia
se adentra en mis oídos,
y entre golpe y golpe mi cuerpo baila.
Vuela mi falda
danzan mis labios en silencio
se entrelazan mis piernas
se contrae mi vientre
y al compás improvisado
del cuerpo,
sonrío.
El sonido,
el galopante sonido,
que va más allá de la luz, de la oscuridad,
no necesita de palabras, ni murmullos.
una danza ajena al individualidades, única.
Y deslizo mis dedos sobre el viento, y siento,
siento ese galopante sonido de los crótalos en mi cuerpo.
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