Antes de que comience a leer deseo advertirle que si es usted una mujer; como suelen decir, infelizmente casada e infelizmente madre no debería continuar la lectura.
Tengo veintinueve años, soy soltera, no tengo hijos, lo cual no es sinónimo de que esté en contra del matrimonio ni la
maternidad. Tampoco es sinónimo de infelicidad, egoísmo, o algún otro sinónimo
de las palabras mencionadas.
Soy soltera y sin hijos porque aprendí;
gracias a la formación de mis padres a tomar decisiones en base a mis proyectos
personales y profesionales. Es decir, a corta edad tome la decisión de estudiar
una carrera que me apasionase para así no tener que trabajar nunca, por ende
decidí rodearme de personas con una línea de pensamiento similar, eso significa
que gusto de conversaciones inteligentes, retadoras, tanto como alentadoras; lo
anterior me volvió una persona selectiva.
A lo largo de los años he ido
construyendo una madurez emocional que me ha costado relaciones fallidas, tanto
a causa de mi apatía por las relaciones dramáticas, como en mi manera de ver el
amor; una balanza entre lo racional y lo emocional.
De cara a la vida sentimental he por
tanto aprendido a conocer y descartar, así que si usted es de las mujeres que
se jacta de llevar un anillo de compromiso o una sortija de boda, mirándome con
lastima, pierde su tiempo. Lo que quiero decir con esto es simple, su
frustración no fue mi elección.
Si es usted hombre y ha leído hasta
el párrafo anterior, quiero que sepa que ser soltera y sin hijos se debe a que
a diferencia de las mujeres con quienes suele compartir su cama, yo no busco un
hombre que me proteja, busco un hombre que sea mi compañero, quien viva en
busca de su realización personal y profesional, y comparta conmigo esa
felicidad y triunfos, al mismo tiempo que comparto con él mis alegrías y
logros.
¿Por qué escribir algo así? Se
preguntará, si al igual que yo es una mujer soltera, felizmente casada o bien
si es usted un hombre con sentido común… pues bien últimamente he lidiado con
comentarios despectivos, un tanto cargados de lástima, pero más aún de
frustración e incomodidad por parte de mujeres que se sienten molestas consigo
mismas por mi estilo de vida... Así que decidí reflexionar un poco al respecto.
La vida se basa en decisiones, se
basa en asumir responsabilidades, se basa en convicciones, y hago hincapié en
el tema de asumir responsabilidades, de verse a uno mismo como individuo de no
actuar con base a lo que los demás quieren, esperan o desea… La felicidad es
algo personal.
Déjeme decirle que el amor es algo
maravilloso, que creo en él. He llegado amar y he sido amada. He llorado y
sonreído por el amor, pero sé que esa idea de subirse o no al tren del amor es
una decisión basada en la felicidad de dos personas que quieren vivir una vida
compartida sin dejar de ser quienes son, es un nosotros sin egoísmos, sin machismo ni feminismo.
En fin, la razón de este desahogo es
simple, como lo mencione, las mujeres
libres e independientes no tenemos la culpa que las mujeres frustradas e
infelices se sientan más frustradas y más infelices al vernos ser felices.