Pues bien he de
decir que cometeré un suicidio emocional, y aunque sería de gran ayuda moral
tener dentro un par de Jägermeister, no tengo más que tres tazas de café y un
cigarro apoyándome moralmente.
El tema es
sencillo, te quiero, si esa es la cuestión ¡Yo te quiero!
Te quiero aunque
no entiendas un carajo de poesía. Te quiero aunque no puedas escuchar a
Atahualpa Yupanqui o a Violeta Parra sin dormirte. Te quiero porque a pesar de
que sabes que más de la mitad de los libros en mi biblioteca son novelas, sigues agregando
nueva literatura a mi vida.
Te quiero porque
desde nuestro primer abrazo entendí que no quiero estar lejos de ti.
Y si, lo sé, vos
también me quieres, no justamente del mismo modo, pero me quieres, y por eso es
que te escribo.
No quiero
atentar contra tu libertad, puedes pensar, creer y sentir lo que te dé la gana,
pero quiero que sepas que te quiero, y que como dice Cortázar confío plenamente en la casualidad de
haberte conocido.
Y es que sé cuan difícil
de entender soy, que probablemente pienses que estoy loca, sé que a veces no te
contesto bien, que lo despistada ya está convirtiéndose en un problema, que soy
terca (Igual que vos eres un terco), que lo arisca me acostado dejar de sentir
tus caricias. Pero cuando no me entiendas, cuando pienses “Qué mujer tan loca”,
solo bésame en la frente, cuando no encuentre las cosas solo ayúdame a
encontrarlas, cuando la terquedad se apodere de mi vamos por un café del día a
Starbucks, y cuando la mujer arisca que hay en mi salga a relucir solo abrázame de verdad porque es en tus
brazos donde quiero estar.
Y sí lo sé, esto
es una locura, pero que puedo hacer, yo solo aprendí a quererte tal como eres,
a querer y admirar el hombre en quien te has convertido.
Toda esta hablada se resume en que sin importar lo que pase quiero dormir contigo, en el más inocente sentido de la palabra, quiero que camines hacia tus sueños en tanto voy a tu lado caminando por los míos, quiero empezar y terminar el día diciéndote que te quiero, aún sabiendo que no será fácil, pero que valdrá la pena, compartir mi café contigo, y porqué no lo que me quede de vida.