En el castillo azul donde guarda
su rostro. Él es el rey de la hipocresía. El príncipe de la imperfección. Él es
un manojo de miedos que se sienta lejos del espejo. Él es tan solo él. Como lo podría
ser cualquier otro. Pero él es cobarde como la dormilona que reposa ante el
calor de mis manos.
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