Suavemente danza mi alma
sobre la tierra fértil que me vio nacer,
cautivada por el seductor golpe del darbuka,
que reaviva mi corazón,
y en un instante de eternidad,
sutiles suspiros se trasforman en movimientos,
y la música se apodera de mi.
Mi alma excitada,
mi cuerpo excitado,
danzando hasta llorar,
a veces de alegría,
otras de sombría tristeza.
Me convierto en un ave inatrapable,
cargada de emociones
que trastocan el cielo.
La danzaen mi cuerpo,
luminosa
palpable,
eterna.
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